EL RAID HÍPICO: Un sentimiento de tierra adentro

Poco más de las cinco y media del frío domingo 11 de noviembre, es plena noche todavía sobre un camino asfaltado de la ciudad de Tala en Canelones, donde Teresita Luzardo, delegada de la Federación Ecuestre del Uruguay (FEU), valiéndose de una linterna y algún foco gentil, controla sus planillas y pasa lista a los 30 binomios de caballo – hombre que se acercan para correr la 23ª edición del Raid de Tala: “La patria se hizo a caballo”, organizada por el Club Atenas local.


El Raid Hípico es un deporte casi desconocido por los montevideanos pero cada vez tiene más seguidores en el Interior de país, donde está tan arraigado que es la principal competencia para muchas poblaciones. Estas carreras son marchas de fondo a caballo en las que representando a distintos clubes, caballos y jinetes compiten en una cabalgata que va desde 60 kilómetros en las apodadas pruebas cortas, y entre 80 y hasta 115 kilómetros en las denominadas pruebas largas. Es de destacar, que los expertos en hipismo, coinciden en señalar que el raid, valora las actuaciones de la dupla caballo – jinete, y de cada uno de ellos individualmente, como ninguna otra actividad ecuestre.


Cuando Teresita termina de cantar los números, las parejas de mestizos o pura sangre con sus jinetes, ya están prontos para largar la fecha 40 de las pruebas largas y penúltima competencia anual del campeonato nacional. El objetivo para la mayoría de los competidores es completar la intensa travesía,  y para los menos, pelear los primeros puestos.

Francisco Giró,  cuidador y jinete, oriundo de Vichadero en Rivera, nos cuenta como se vive un día como estos:  “Es el día esperado donde se ve la preparación tanto del jinete como del animal. El momento más tenso es el de la largada,  es un momento muy especial. Yo nunca llegué primero pero gané todos los raid que corrí, porque en todos pude completar la totalidad de la competencia. Para mi llegar y que mi caballo quede en buenas condiciones  es una victoria”. En el 2012 a lo largo de las 41 fechas del campeonato nacional de pruebas largas, de 1.010 competidores, llegaron 387, lo que representó un 38%. Visto desde otro ángulo, casi el 62% de los deportistas no pudieron completar las pruebas.

A las seis en punto, media hora antes de que salga el sol, como es costumbre en estos eventos, abierto a toda sirena por dos motos y una camioneta de la Policía Caminera, se inicia la competencia que recorrerá 90 kilómetros. El asfalto, golpeado por el galopar de los caballos, es alumbrado por camionetas y autos, que forman una caravana de unas cinco cuadras acompañando la caballada. El repique del piso rebota en el estómago y produce una sensación muy particular, es algo similar a lo que se siente ante el tronar de tambores de una comparsa lubola.


“El raid es tradicional, es el único deporte auténticamente uruguayo. Todos los fines de semana en un pueblo diferente tenemos estas competencias”, enfatizó apasionadamente Augusto Fleitas, comentarista de Radio Rural.
El raid que tiene patente nacional y se realiza desde hace casi un siglo en Uruguay, mantiene las tradiciones y contribuye a repasar nuestra historia a través de los hitos que se conmemoran en cada pueblo donde hay fecha de raid. La primera experiencia, contó Eduardo Lerena, experto en raid y productor de “Cabalgando en la 33” que se emite por Nueva Radio Florida, fue una carrera que en 1913 recorrió ida y vuelta de Sarandí (hoy Sarandí Grande) a Florida.

Parte de la historia del raid, fue reseñada en las páginas del diario El Acontecer de Durazno por el periodista  Dino Capelli. En ellas, se recoge que esa primer carrera, como anunciando algo, fue en 1913, un día 13, y con 13 competidores inscriptos. Cuentan que la profecía se cumplió, ya que debido al intenso ritmo que impusieron los jinetes desde el arranque, la mayoría de los caballos murió en la cabalgata.

En 1915 se repite la experiencia pero el recorrido es de Sarandí a Durazno y viceversa. Relatan que en esa oportunidad, el ganador estuvo bajo la sospecha no comprobada de que a mitad de camino cambio la yegua original por otra igualita.

Hasta 1924 hay un paréntesis en las competencias, y en ese año se corre un raid con el mismo recorrido que el de 1915. La competencia se organiza en el marco de los festejos de los 110 años de la Batalla de Sarandí, un hito de nuestra historia independentista que recuerda que el 12 de octubre de 1825 las tropas orientales comandadas por Juan Antonio Lavalleja hicieron rendir a las brasileñas.

Nueve años después, se institucionalizó la competencia tradicional más importante de este deporte. Ininterrumpidamente desde 1935, el raid "Batalla de Sarandí” que es  organizado por el Centro Social 12 de Octubre, se realiza en octubre de cada año  recorriendo 115 kilómetros.


Es así que la ciudad de Sarandí Grande del departamento de Florida, ubicada a unos 140 kilómetros de Montevideo y a poco más de 40 de la capital departamental, es conocida popular y oficialmente, como capital nacional del raid e ícono del lema "la patria se hizo a caballo".
Pasada las seis y media de la mañana en Tala, comienza a asomar la luz del sol y con ella los primeros curiosos que saludan a los protagonistas a su paso. Algunos incluso, para no perderse nada, acercan sus sillas plegables a la ruta, y privilegiadamente observan como los cascos de los caballos castigan la banquina.

Estos equinos, de precio muy dispar, si no tienen lesiones graves y son cuidados concienzudamente, pueden llegar a vivir hasta 30 años.

“Desde los 6 y hasta los 15 o 16 años, pueden competir en pruebas de resistencia. Se alimentan en base a granos, avena, maíz, raciones balanceadas, alfalfa y forraje verde. Dependiendo del caballo, se los entrena unas 4 o 5 horas diarias, y su cuidado, promedialmente cuesta entre 350 a 400 dólares”, ilustró Nelson Rondán, cuidador de caballos desde hace más de 30 años en los que ha entrenado más de 150 equinos.
Rondán, quien además, fue campeón nacional de raid en 1993 con su yegua Paga, la que a sus 32 años aún lo acompaña en su establecimiento de Los Cerrillos en el departamento de Canelones, sentenció la necesidad de integración entre caballo y jinete: “Hay personas sin suerte que no encuentran un gran caballo, y hay caballos sin suerte que no encuentran una gran persona”.

A lo largo de la competencia, en una demostración de lo que es trabajo en equipo, las camionetas que acompañan a las parejas contendientes, llevan tanques de agua que a través de mangueras sirven para refrescar a los caballos. Algunos jinetes, tratan de tomar la punta de la manguera, para acercar a la boca de su compañero cuando este comienza a acusar el esfuerzo.

A medida que la caravana se acerca a San Ramón, aumentan los espectadores, se arman pequeñas ruedas en torno al mate mañanero en las esquinas, y poco a poco, los madrugadores van formando un cortejo que alienta a los competidores. Los jinetes, luciendo las camisas de los clubes que representan, regalan un verdadero espectáculo multicolor.

“Hay 45 Instituciones federadas en 11 departamentos diferentes. Estas instituciones son las que posibilitan fomentar el deporte equino en todo el país y cumplir los objetivos de la federación”, señaló Roberto Vizoso, presidente de la FEU.

La FEU explícita en su web oficial como finalidades del raid: “despertar en el jinete el amor y el respeto por su caballo; desarrollar las condiciones físicas y síquicas del jinete; aumentar la capacidad funcional del equino; y contribuir a la selección y mejoramiento de las razas caballares más capacitadas”.

Pasada las ocho y media de la mañana, va terminando la primera parte de la prueba. A los dos tercios de competencia, a los 60 kilómetros en esta que es de 90, hay una parada obligatoria en lo que se llama la “zona de neutralización”.

Los jinetes, que no disimulan la fatiga del trajín, a medida que van llegando descienden de su caballo y se dirigen a la balanza con la montura, donde se controla que ambos, de acuerdo a la reglamentación vigente, tengan un peso mínimo de 85 kilogramos.

El predio donde se realiza la neutralización, por reglamento no puede exceder las tres hectáreas, debe estar cercado, y no se admiten vehículos en él. Allí, los caballos que llegan cansados y sudorosos, son atendidos, hidratados, alimentados y controlados sanitariamente. En esta zona, a los caballos y sus equipos, cada uno de no menos de cuatro personas uniformadas con chalecos o polares que identifican al club representado, se suman directivos, técnicos y asistentes de la federación, periodistas, y un gran número de curiosos. En el campo además, para que las personas también puedan recargar energías, se ofertan tortas fritas, chorizos al pan, refrescos y bebidas alcohólicas, en un mostrador improvisado con tablas y tanques.

Fernando Acerenza, médico veterinario con 18 años de experiencia en estas actividades, relata: “El control medico veterinario se realiza a los 20 minutos de que el equino  llega al campo de neutralización. Se examina el metabolismo y aparato locomotor del caballo. Se analizan las funciones del equino y su tolerancia en relación al esfuerzo realizado hasta el momento, y si esta apto para continuar o no. Se le controla si el pulso es inferior a las 65 pulsaciones, y si no es así, automáticamente se descalifica al animal. De cumplir satisfactoriamente con los controles anteriores, el caballo pasa a una prueba de 60 metros de trote para ver si presenta algún tipo de claudicación en sus miembros inferiores que le impida continuar en competencia”.

Ilustrando la importancia que se le asigna a la salud del animal, entre los caballos que culminan la carrera, la federación otorga en cada etapa un trofeo al equino que presente menores pulsaciones.

Estos controles además, permiten evaluar el nivel deportivo y de entrenamiento de los caballos, y la capacidad de los equipos de trabajo (aparcerías) para recuperar a los animales.

A los controles sanitarios que se realizan en la neutralización, en el años 2006 se sumó el control antidoping obligatorio para los caballos que ocupan las dos primeras posiciones en cada carrera, lo que según los allegados al raid, ha significado un salto cualitativo en este deporte.

Según el propio Acerenza, el control antidoping da seguridad a la competencia: “brinda garantías a la gente que esta detrás del  raid y a los equinos participantes, alargando la vida deportiva de estos. Este control iguala las condiciones y da trasparencia deportiva. No permite enmascarar lesiones, ni rendimientos, ni tiempos de entrenamiento. Se busca que los medicamentos y las drogas sean usadas solo con fines terapéuticos”.

“Hay un antes y un después de la aprobación del control antidoping. Este control, presentó al raid de una manera distinta desde el punto de vista social, deportivo e institucional. Hoy el Raid tiene otra cara diferente a la anterior al 2006”, acota el relator de Radio Rural Marcelo Rodríguez. “A partir de ahí, pudimos gritar y golpearnos el pecho a nivel mundial, que teníamos un deporte perfecto”, agrega con singular ímpetu Hugo Perugorría, otro de los relatores de Radio Rural.

Sobre las 11 de la mañana el Raid de Tala está llegando a su fin. Se acercan los primeros competidores listos a cruzar la meta. El primero en llegar es Sebastián Dos Santos en “Gacela GG” del Deportivo Sarandí y es seguido de Néstor Mendiola en “Mononita” del Social Casupá, ambos a más de 27 kilómetros por hora de promedio. Son 15 los caballos que alcanzan a cruzar la meta pero reglamentariamente solo el 20% de los 30 inscriptos más fracción, puede ser recompensado.

El dueño de Gacela GG recibirá 80 mil pesos uruguayos, el de Mononita 35% del anterior, o sea 28 mil pesos. El dueño de Fantasmatico que salió tercero, 14 mil pesos, un 50% de lo que se recibió por el segundo; el del cuarto, La Paca, 7 mil, un 50% de lo que se recibió por su predecesor. Para los restantes dos premiados, los dueños de Es Mío, y de Soy El Chengue, 4 mil pesos cada uno, un 5% del valor del primer premio. En total, en este raid se pagó un total de 137 mil pesos.

En la temporada 2012, en base a la reglamentación y a la información de cada etapa brindada por la FEU sobre inscriptos, clasificados y recompensa para el ganador, estimamos que se pagaron más de 370 mil dólares en premios, de los cuales el 85% correspondió a las retribuciones otorgadas en las pruebas largas. En este aspecto se destacó la 50ª edición del raid “Instrucciones del año XIII” que el 17 de junio organizó el Club Sarandí del Yí de Durazno. En esta prueba donde compitieron 106 caballos y 31 culminaron la travesía, se pagaron premios por la performance de 22 caballos. El ganador fue “Que Bomba” cuyo dueño se llevó 200 mil pesos. En total en ese raid, se pagaron más de 25 mil dólares en premios.

Recaudar estos fondos, descansa bajo los hombros de esas 45 Instituciones que integran la Federación. Las fechas de cada etapa del campeonato nacional, generalmente se conservan año a año, y a mediados de diciembre ya está confirmado el calendario de competencias que desde marzo a noviembre nutrirá los fines de semana del próximo año.

Esta previsión brinda certidumbre a los clubes y les posibilita planificar sus esfuerzos con tiempo. Para Augusto Fleitas, esta característica destaca al raid frente a otros deportes: “A mediados de diciembre, ya sabemos que día, cuántos kilómetros, por qué premios y a qué distancia se va a correr en la otra temporada, esto es único”.

Además de los esfuerzos económicos y no obstante las certidumbres de las fechas, organizar una etapa de raid implica desarrollar un esquema organizativo que requiere coordinaciones múltiples y un esfuerzo social importante.

Al respecto, Galileo Chanes, directivo del Sportivo Racing Club de Vichadero Rivera, señala: “Todos los años, obligatoriamente hay que organizar una prueba federada, lo cual lleva un año de organización. Hay que conseguir caballerizas para los equinos y hospedaje para todos los que nos visitan. En promedio un caballo trae cuatro personas y por lo general vienen de zonas bastante lejanas. Por ello, hay que intentar brindar todo lo que se pueda y una comodidad suficiente. Los clubes se financian principalmente con los bailes, inscripciones, actividades sociales y auspicios. Los premios tienen un peso muy importante en los costos y dificultan la organización. Muchas veces los directivos debemos poner plata del bolsillo para que todo salga adelante”.

Los clubes locales, cada vez que organizan una fecha, mueven un contingente importante de gente que se compromete con la organización. En estas comunidades, los pobladores se apropian del raid porque cada etapa es más que un encuentro ecuestre, es una verdadera fiesta popular cuyas actividades comienzan un viernes por la tarde cuando van llegando las delegaciones y finalizan un lunes a la hora 11 cuando se hace la presentación olímpica de los equinos que culminaron la prueba y se reconoce a los premiados.

Desde las 11 horas del sábado anterior a la competencia se cumple la “Marcación” que es la acreditación de los contendores. Esta instancia requiere presentar el carné de salud del jinete y el carné equino veterinario del caballo. Si no hay objeciones sobre el estado sanitario de los integrantes de la pareja, ni ningún otro impedimento reglamentario, el binomio queda habilitado para la disputa, procediéndose a pintar en las ancas del animal el número de competidor que lo identificará.

Sobre las 21 horas del mismo sábado, se desarrolla el “Remate”. Son apuestas abiertas para todo público en las que un rematador habilitado, dirige la puja de los boletos a ganador y a segundo lugar.

En una pizarra que tiene listados a los participantes del raid, un asistente ante el grito “Quien da más” que arenga del Rematador, y a las sucesivas levantadas de manos de los asistentes, va escriturando las ofertas por los boletos, hasta que el último oferente se queda con el derecho de elegir el número de caballo ganador. Para completar una vuelta, se repite la operación anterior tantas veces como caballos compitan, a no ser que, por falta de adeptos, alguno de los equinos deba ser eliminado de la grilla de apuestas.
 
Completada la vuelta, se determina el dividendo a pagar. El mismo es el total de lo apostado menos la comisión del club organizador (10 a 15%), dividido el valor del billete rematado a ganador. Se realizan tantas vueltas como dinero estén dispuestos a jugar los azarosos asistentes.
 
Además de la propia carrera, y la previa del sábado que conjuntamente con la Marcación y el Remate incluye otras pruebas ecuestres cortas, se organizan ferias y bailes, todas actividades que generan ingresos para la localidad. “En el aspecto social, se desarrolla un turismo interno que va de fin de semana a fin de semana en los distintos pueblos, que traen reuniones sociales, movimiento comercial y ventas”, destaca. Hugo Perugorría.

Leonardo Franco, vendedor de talabartería, que es un comerciante itinerante por estos eventos, testimonia: “Vestimos al caballo y al jinete con todo el equipamiento y la gente nos acepta, por eso andamos de raid en raid todo el año”.

Uno de los activos más importantes del raid, que no solo lo hace perdurar sino también crecer, es su propia tradición. Esta se va solidificando a medida que se construye su propia historia y sus propios héroes. Esa construcción, además de valerse de hechos documentados, es abonada por relatos de testigos que construyen mitos y leyendas. Es así que cuando preguntamos a los integrantes del equipo periodístico de Radio Rural por los mejores caballos que había dado el raid, ninguno de los integrantes del trío mencionó a un equino multicampeón.

“Tuve la oportunidad de ver a Maleficio que era un caballo de un andar espectacular. Un tordillo de una elegancia increíble y de un carácter impresionante. Ganó 12 carreras sin perder ninguna. El mejor caballo que vi en mi vida” cuenta fervorosamente Augusto Fleitas. Esta opinión también es compartida por Marcelo Rodríguez.

Hugo Perugorría, dictando cátedra sobre el tema, indica: “Uno cuando analiza caballos tiene que preguntarse que puntos en contra tiene. Cuando pienso en el mejor caballo se me viene la imagen de Milenio el tordillo de Pessano. Un anglo árabe  que no tenia puntos débiles, su único punto en contra iba arriba de él y era su dueño. Milenio venció a Pessano y ganaba a pesar de él”.

A pesar de los mitos, en el caballo de bronce de la FEU está grabado el nombre de “Gato Negro” como tetra campeón entre 1983 y 1986, y el de “Indio” como tri campeón entre 1998 y el 2000, como los equinos más galardonados. Entre los animales destacados por los periodistas, solo el nombre de Milenio, en el 2001, pudo quedar estampado como campeón nacional. Lamentablemente en tiempos de Maleficio, que es toda una leyenda a pesar de no haber ganado el campeonato nacional, no existían tantos cuidados y controles como hoy en día, y el caballo murió al otro día de ganar su última carrera.

Este año, el nombre de “Que Bomba” estará grabado en el trofeo como el campeón nacional 2012. Por otra parte, Diego Prego, el gran jinete de raid de los último años, se va alejando de los récords de Pío Olascuaga con cuatro campeonatos y de Octavio Rodríguez y Miguel Gastambide con tres cada uno. Prego, al quinquenio logrado entre el 2006 y el 2010, en el 2012 agrega su sexto trofeo de jinete campeón nacional raid .

No obstante los reconocimientos de rigor, en este año ganaron todos los vinculados a este deporte. Esta temporada han corrido más de 1.300 caballos entre pruebas largas y cortas, y todos los habitúes coinciden en destacar que, en todos los pueblos a los que llegó el raid, hubo una asistencia de público que superó las expectativas más optimistas. Estos resultados y el impacto social del raid, son acusados también desde el ámbito político y gubernamental. Antes de entrar en el receso veraniego, la Cámara de Representantes tiene agendado someter a la votación de diputados, un proyecto de Ley presentado por el parlamentario oficialista Horacio Yanes que declara al “Raid Hípico de interés Nacional”.
El crecimiento y resultados del 2012 llevan a pronosticar un auspicioso 2013. Para la temporada del centenario del primer raid, se piensa contar con la declaratoria de interés nacional y ya se tiene comprometida la fecha del 13 de octubre para que el Batalla de Sarandí se largué justo con el siglo de la primer carrera de largo aliento.


El 2013 será un año de festejo para la gran familia de este deporte tan nuestro, pero tan de tierra adentro que sigue intentando acercarse a la capital.

 

FUENTE: http://juancarlosgarciapais.blogspot.com/2012/12/el-raid-hipico-un-sentimiento-de-tierra_14.html

Blog: http://juancarlosgarciapais.blogspot.com